Tina Modotti
Tina Modotti salió de Italia, en 1913, rumbo a San Francisco, donde trabajó como obrera textil y participó en grupos de teatro no profesionales. Poco después se mudó a Los Ángeles y probó fortuna en el cine hollywoodense, sin librarse del cliché asociado a su tipo físico: gitana o mujer de harén. En 1923 llegó a la ciudad de México con Edward Weston, su pareja y maestro de fotografía. Allí se incorporó a los círculos artísticos del periodo posrevolucionario y desarrolló una carrera como fotógrafa, colaborando con las revistas Mexican Folkways y Forma y con el diario El Machete. Durante esos años Modotti documentó el trabajo de los muralistas mexicanos y produjo una obra permeada por sus convicciones políticas —en 1927 se afilió al Partido Comunista Mexicano—. En 1929 expuso de manera individual en la Biblioteca Nacional, en una muestra descrita por David Alfaro Siqueiros como “la primera exposición revolucionaria en México”, con muy buena recepción por parte de la crítica. Tina Modotti fue deportada pocos meses después, en medio de una serie de conjeturas sobre su posible participación en un atentado contra el presidente Ortiz Rubio. Viajó entonces a la Unión Soviética y luego a España, donde participó en la Guerra Civil y, tras la derrota republicana, regresó a México. Su obra fotográfica, exponente de la vanguardia y producida casi en su totalidad en México, permaneció en el olvido durante décadas, a pesar de la admiración que a su muerte le profesaron personajes como Diego Rivera y Pablo Neruda, quien le dedicó el poema “Tina Modotti ha muerto”. |