Manuel Ramos
Manuel Ramos llegó a la capital del país a fines del siglo XIX y pronto se incorporó a la primera generación de fotoperiodistas mexicanos. Sin embargo, no se limitó a registrar los acontecimientos políticos y sociales de su época, actos oficiales o edificios coloniales —por encargo de la Dirección de Monumentos Coloniales captó, cuadra por cuadra, el centro histórico de la capital mexicana—, sino que fue pionero en la experimentación con el fotomontaje y el color. Colaboró en las revistas Artes y Letras, El Mundo Ilustrado y Cosmos, que incluían en sus páginas, como novedad, imágenes fotográficas. Ramos registró el esplendor del Porfiriato y su caída, cuando la convulsión de la Revolución mexicana tomó las calles. Fue testigo de momentos clave en la historia del país, como la Decena Trágica y la llegada de las tropas zapatistas y villistas al centro de la capital. Entre 1913 y 1915 contribuyó a inventariar y documentar el patrimonio resguardado en el Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología. Como católico militante, trabajó con insistencia en la iconografía guadalupana y emprendió una comprometida crónica de la Guerra Cristera. Su acervo, resguardado por el Archivo Fotográfico Manuel Ramos, ha sido objeto de estudio desde los años noventa y se ha expuesto en distintas muestras, como Manuel Ramos. Fotógrafo guadalupano, en el Centro de la Imagen de la capital mexicana, y La sangre devota: las miradas de Manuel Ramos, en el Museo de la Ciudad de México. En 2011 se publicó el libro Manuel Ramos: fervores y epifanías en el México moderno. |